ECOSISTEMA HUERTO

El huerto es un espejo vital de gran importancia; no en vano lo cantan los poetas y los músicos, lo describen los escritores y lo plasman los pintores. Hay quien incluso va más allá dándole un valor político diciendo que cuidar un huerto es algo revolucionario porque es una muestra de soberanía alimentaria frente a la tiranía de las grandes multinacionales. También es muy formativo para la persona el saber producir los propios alimentos, cultivar la sensibilidad en el cuidado de las plantas, etc. Pero no vamos a hablar de eso. Nos vamos a meter dentro del huerto.

Para el alejado del campo podríamos decir en esquema que el huerto se caracteriza por sus frutos hortícolas y que funciona en torno a tres conceptos: alternativa, rotación y asociación. Las especies tienen una posición determinada en el suelo del huerto. Eso se llama alternativa ¿cuál es tu alternativa? Pues mira, aquí tengo solánaceas (patatas, tomates) allí liliáceas (cebollas, puerros), más allá leguminosas (lentejas, guisantes, habas), etc. Y luego cada año vamos rotando sobre la misma superficie, donde hoy hay unas leguminosas el año próximo tendré los tomates; eso se llama rotación de cultivos. Y finalmente está también otra disposición llamada asociación de cultivos que quiere decir que hay cultivos que se dan mejor y producen más y están más felices si están cerca de otros cultivos que si no lo están.

Este es el principio básico del ecosistema huerto. Tanto la alternativa como la rotación y la asociación tienen una función que hacen posible que el huerto sea sano, saludable y productivo, que se desarrolle en plenitud. Si, por ejemplo, en nuestro huerto sólo pusiéramos año tras año un mismo cultivo en toda la extensión, enseguida vendrían las plagas, enfermedades y falta de fertilidad, porque faltaría la necesaria biodiversidad para lograr el equilibrio.

¿A qué viene esta pequeña lección de Agricultura?

El ecosistema social, para funcionar debe ser como el del huerto. Que haya biodiversidad, no sólo tolerada, sino querida, porque la biodiversidad nos preserva de plagas y enfermedades como el racismo, la segregación y la marginación. No podemos llegar a la plenitud solos, ni cada uno como persona, ni siquiera como grupo social o especie. Nos necesitamos todos porque «todo está unido». Que vivamos los unos cerca de los otros; la sola convivencia ya es buena de por sí, pero además la cercanía y la convivencia es fuente de servicio y ayuda; igual que las plantas se dan sombra, nutrientes, defensas, la cercanía de las personas de distinta clase y condición, de distinto color y origen es enriquecedor por sí mismo, crea lazos de ayuda y cooperación. Que no busquemos un sistema social estático y perenne, que haya rotación en nuestra vida social, rotar y mover para mejorar; no aspiramos a una sociedad inmóvil sino dinámica que busca progresar, dar oportunidades. Esto en la Naturaleza funciona y la hace sana y productiva; ojalá cada vez sea más realidad en nuestras relaciones sociales para que haya más justicia y solidaridad.

La sociedad en la que vivimos es un huerto, puede ser un huerto equilibrado, bello, productivo, solidario, complementario, sano, diverso…

La Naturaleza nos muestra muchos caminos sencillos y bellos que nos ayudarían si estuviéramos una mirada atenta; otro día hablaremos del bosque o de las flores, o del suelo…

 

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