VIERNES SANTO


VIERNES SANTO




Jesús, a pesar de todas las apariencias, abre un nuevo horizonte para el hombre al superar la prueba a la que va a ser sometido.
Si leemos despacio el relato de la pasión y muerte de Jesús, descubriremos que el que está juzgando es el reo, Jesús, y no los distintos jueces y partícipes de la pasión. Pilato es sometido a prueba y resulta que le fallan las cualidades indispensables. La muerte de Jesús constituyó también un juicio contra los escribas, los fariseos y otras gentes que lo rechazaron a sabiendas.
Los propios discípulos tampoco se libraron de ser puestos a prueba.
Judas le entregó, Pedro le negó y los demás huyeron.
También el propio Jesús fue sometido a prueba... y la prueba fue difícil.
Sólo Jesús fue capaz de aceptar el desafío de aquella hora. Un desafío que le situó por encima de cualquier otro hombre, como la verdad silenciosa que juzga a todo hombre. Jesús murió en soledad como el único hombre que había sido capaz de superar la prueba.

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