¿Dónde está, Señor, tu gloria? Tú no decidiste entrar en el mundo por la
puerta de la fama, del glamour o del éxito. Optaste por otro camino, y llegaste
desde abajo.
Qué distinta esa gloria a la
tuya. La tuya es la constatación sencilla de que la victoria final es del amor,
de nada más. Es la gloria de la coherencia, de la fidelidad a un proyecto y
a una gente. Es el brillo de un amor que se da. Así, tan puro, tan pequeño, tan
sencillo y tan difícil. No hay más camino, ni más sentido, ni más horizonte.
Todo lo demás, a su lado, es pura fachada.
Pastoral SJ
No hay comentarios:
Publicar un comentario