LA FRATERNIDAD Y SUS TAREAS

El primer Mensaje para la Jornada mundial de la paz enviado por el Papa Francisco comienza reconociendo que todos aspiramos a una vida plena, marcada por el anhelo de la fraternidad. Esa profunda aspiración de las personas, de las familias y de los pueblos se ve frustrada hoy por graves atentados contra los derechos humanos y contra la vida, la libertad y la dignidad misma de la persona.  Sin detenerse demasiado en ese panorama de dolor y de “descartes”, el Papa señala seis escenarios para el ejercicio de la fraternidad.
1. Fundamento y camino para la paz. La paz es un bien indivisible. O es de todos o no es de nadie. La paz es obra de la solidaridad. Sabernos hermanos de las personas y de los pueblos nos ayudará a crear un horizonte de paz. He ahí la primera tarea de la fraternidad
2. Lucha contra la pobreza. La falta de fraternidad entre los hombres y entre los pueblos es la causa fatal de la pobreza. La fraternidad universal ha de garantizar el acceso a los capitales, a los servicios, a los recursos educativos, sanitarios y tecnológicos.
3. Humanización de  la economía. La crisis financiera y económica no es fruto del azar. Detrás está el ansia de las ganancias, más allá de la lógica de una economía sana. La crisis deberá ayudarnos a redescubrir los vínculos fraternos que nos unen los unos a los otros.
4. Abolición de la guerra. Los conflictos armados estallan cada día ante la indiferencia general. Las armas imponen la razón de la sinrazón. En el enemigo al que se trata de exterminar hay que reconocer a un hermano para no alzar la mano contra él.
5. Extinción de la corrupción y el crimen organizado. La corrupción económica, política y jurídica se hace trágica cuando está apoyada por organizaciones criminales. También estas lacras nacen de haber olvidado la fraternidad.
6. Protección y cultivo de la naturaleza. Nos dominan la codicia y la soberbia de dominar, de tener, de manipular y de explotar la naturaleza. Olvidamos que es un don gratuito que hemos de cuidar y poner al servicio de los hermanos y de las generaciones futuras.
La libertad y la igualdad han sido invocadas por las ideología de un color y de otro. La fraternidad ha quedado postergada.  Hoy “la fraternidad tiene necesidad de ser descubierta, amada, experimentada. anunciada y testimoniada”. Cinco tareas para promover la paz en esos seis escenarios del dolor y la vergüenza.
El Papa añade que para llevar a cabo estas tareas no basta el realismo de “un tecnicismo privado de ideales, que ignora la dimensión trascendente del hombre”. Es decir, la fraternidad no es un dato que aparezca a simple vista.
No descubrimos que el otro es nuestro hermano si no reconocemos el amor de un Padre común.  No hay fraternidad sin la afirmación de la Paternidad de Dios. Sin esa fe original, trataremos siempre de echar mano de los sucedáneos. Son más baratos, pero ya vemos cómo nos fallan en la práctica.

José-Román Flecha Andrés



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