Santiago Agrelo Martínez

Santiago Agrelo MartínezDice bien de Dios quien obra el bien:

¿De verdad cree mi anónimo hermano Veneno que sus razones pueden convencer a alguien para que, de negar la existencia de Dios, pase a afirmarla? ¿De verdad cree mi hermano que la honestidad intelectual o moral no cabe en la conciencia de un ateo?
Antes de que, a su manera, mi hermano tratase sobre necedad humana y negación de Dios, lo había hecho un salmista, que expresó así su convicción: "Piensa el necio: No hay Dios... Se corrompen cometiendo execraciones, no hay quien obre bien" (Sal 14). Y en el mismo salmo se dice: "El Señor se asoma desde el cielo sobre los hijos de Adán para ver si hay alguno sensato que busque a Dios". Y constata: "Todos se extravían igualmente obstinados, no hay uno que obre bien, ni uno solo".
Algo me dice, hermano mío, que sensatez y necedad no están en afirmar o negar la existencia de Dios, sino en buscarle o no buscarle “obrando el bien".
Necia fue Eva, necio fue Adán, necio fue Caín, y, si me atengo a las palabras del salmista, entre los hijos de Adán no se halló “uno que obre bien, ni uno solo”.
De mí mismo, de mi hermano, de cuantos dicen que creen en Dios, lo mismo que de cuantos dicen no creer en él, no pido ni espero razonamientos convincentes sobre la existencia de Dios, sino que todos lo busquemos sin descanso “obrando el bien”.

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