En el desierto la vida se transforma...



Te preguntas tantas cosas... LE preguntas tantas cosas...
A veces siento que el propio Jesús me transmite sus dudas, pero Él es la certeza... Yo, no...
Él sabe dónde va... Yo, sin Él, no...
Y lo peor -o lo mejor...- es que, con los días en su compañía, se me han olvidado las aspiraciones por incorporarme a nada que no sea su huella... Las aspiraciones a nada que no sea mirar desde su mirada... Las aspiraciones a poseer nada que no sea no poseer... Las aspiraciones a justificar nada que no sea justificar su imagen invisible en cada uno de mis comportamientos...
Es verdad que ser el cambio que uno quiere ver en el mundo, que diría Gandhi, es una noble aspiración... Pero ni eso, si mi ego vuelve la mirada cada vez que me niegan la razón...
Se me ha olvidado aspirar a nada que no sea vestirme de oración... Aunque mi desnudez se confunda con la arena...
Por eso necesito vuestra ayuda... Vuestra oración.
Para no dejar de aspirar a ser uno más en el fractal de los hombres de Dios... Unidos en la oración. Y así.

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