VIA CRUCIS FRANCISCANO


Meditado con textos de s. Francisco y sta. Clara
Algunas oraciones están tomadas de André Louf.

SALUDO E INTRODUCCIÓN

C: En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

T: Amén.

C: Hermanos y hermanas, nos hemos reunido en esta tarde para recorrer el camino de la Cruz. En la Iglesia, por la gracia del Espíritu Santo, nos hacemos contemporáneos de Jesús. Su pasión, su muerte, su sepultura vuelven a hacerse presentes ante nosotros, en nosotros. Y la tumba, excavada en la roca, es nuestro mundo en el cual la muerte ha dejado su sello.
            La cuaresma culmina con este camino de esperanza que nos conduce hasta la noche santa de la Pascua, en la que Cristo, Luz del mundo, resucita glorioso de entre los muertos, haciendo nuevas todas las cosas. Acerquémonos a este misterio, fuente de esperanza y de salvación, desde la fe y la gratitud más profundas.
            San Francisco y santa Clara nos ayudarán, a través de sus escritos, a mirar con ojos nuevos la pasión del Señor, su gran amor por cada uno de nosotros.

Canto  

PRIMERA ESTACIÓN

Jesús en el huerto de los Olivos


 Te adoramos, oh Cristo…

& Del evangelio de Lucas.

            Jesús, preso de la angustia, oraba más intensamente, y le entró un sudor que chorreaba hasta el suelo, como si fueran gotas de sangre. 

De los escritos de san Francisco
           
            Te damos gracias, Padre, porque al igual que nos creaste por tu Hijo, así, por el santo amor con que nos amaste, quisiste que él, verdadero Dios y verdadero hombre, naciera de la gloriosa Virgen santa María, y que nosotros, cautivos, fuéramos redimidos por su cruz, y sangre, y muerte. (1R 23, 3)
  
Oración


            Padre santo, tú que consolaste a tu Hijo en Getsemaní, infunde en nosotros tu Espíritu para que podamos consolar a aquellos que viven en medio del dolor o el sufrimiento. Te lo pedimos por Cristo, tu Hijo, nuestro Hermano y Señor. Amén



SEGUNDA ESTACIÓN

Jesús, traicionado por Judas, es arrestado.


Te adoramos, oh Cristo...

& Del evangelio de Lucas

            Entonces apareció un gran gentío, encabezado por uno de los doce, llamado Judas, que se acercó a Jesús para besarlo. Jesús le dijo: “Judas, ¿con un beso entregas al Hijo del hombre?”

De los escritos de san Francisco

            Miremos atentamente al buen Pastor, que por salvar a sus ovejas soportó la pasión de la cruz. Las ovejas del Señor le siguieron en la tribulación y en la persecución, en la vergüenza y en el hambre, en la debilidad y en la tentación, y en todo lo demás, y por ello recibieron la vida eterna. (Adm. 6)

Oración

            Padre bueno, concédenos la gracia de celebrar con fe los misterios de la pasión de tu Hijo Jesús, para que podamos así experimentar la grandeza de tu salvación. Te lo pedimos por Cristo, tu Hijo, nuestro Hermano y Señor. Amén

Canto

TERCERA ESTACIÓN

Jesús es condenado por el Sanedrín

Te adoramos, oh Cristo...

& Del evangelio de Marcos

            Los jefes de los sacerdotes y todo el Sanedrín buscaban una acusación contra Jesús para darle muerte, pero no la encontraban. Pues, aunque muchos testimoniaban en falso contra él, los testimonios no coincidían.

De los escritos de san Francisco

            Mirad, hermanos, la humildad de Dios y derramad ante Él vuestros corazones, humillaos también vosotros, para ser enaltecidos por Él. Nada de vosotros retengáis para vosotros mismos,  para que enteros os reciba el que todo entero se os entrega.
(CtaO 23)

Oración

            Padre de misericordia, mira con bondad el sufrimiento y el desamparo de tantos inocentes, que aún hoy son condenados injustamente a muerte. Danos valor y fuerza para defender, siempre y en todo momento, la vida de cada ser humano, preciosa a tus ojos. Te lo pedimos por Cristo, tu Hijo, nuestro Hermano y Señor. Amén
CUARTA ESTACIÓN

Jesús es negado por Pedro


Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos...

& Del evangelio de Lucas

            Entonces el Señor se volvió y miró a Pedro. Pedro se acordó de que el Señor le había dicho: “Hoy mismo, antes de que cante el gallo, me habrás negado tres veces”, y saliendo afuera, lloró amargamente.

De los escritos de santa Clara

            Contempla el gran amor con el que Cristo quiso padecer en el leño de la cruz y morir en él la más infame de las muertes. Por eso, colgado en el árbol de la Cruz, amonestaba a los que pasaban sobre lo que allí habían de considerar, diciendo: “¡Oh vosotros, todos los que pasáis por el camino, mirad y ved si hay dolor como mi dolor!” Respondamos a una voz, con un solo espíritu: ¡Lo tendré siempre en mi memoria, y mi alma se romperá dentro mí! (4CtaCl)

Oración
           
            Padre santo, única esperanza de aquellos que, débiles y heridos, caen; tú conoces lo que hay en cada hombre. Nuestra debilidad hace crecer aún más tu perdón y tu amor hacia nosotros. Haz que, a la luz de tu misericordia, reconozcamos nuestros pasos en falso y, salvados por tu amor, podamos proclamar las maravillas que hace tu gracia en cada uno de nosotros. Te lo pedimos por Cristo, tu Hijo, nuestro Hermano y Señor. Amén 

Canto

QUINTA ESTACIÓN

Jesús es juzgado por Pilato

Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos...

& Del evangelio de Lucas

            Pilato preguntó a Jesús: “¿Eres tú el rey de los judíos?” Jesús le contestó, “Tú lo dices”. Pilato dijo a los jefes de los sacerdotes y al pueblo: “No encuentro culpa alguna en este hombre”.

De los escritos de san Francisco

            Amemos todos con todo el corazón, con toda el alma, con toda la mente, con toda la fuerza y fortaleza, con todo el entendimiento, con todas la energías, con todo el empeño, con todo el afecto, con todas la entrañas, con todos los deseos y quereres, al Señor Dios, que nos dio y nos da a todos nosotros todo el cuerpo, toda el alma y toda la vida, que nos creó, nos redimió y por sola su misericordia nos salvará. (1R 23, 8)


Oración

            Padre justo, mira con bondad y con ternura a todos los inocentes perseguidos, a los prisioneros que claman justicia en cárceles infames, a aquellos que presienten el fin después de una larga pena inmerecida. Tu presencia misteriosa haga más llevadera su amargura y disipe las tinieblas del dolor. Que no nos acostumbremos nunca, Padre, a ver encadenada la libertad que has concedido a todo hombre y mujer, creados a tu imagen y semejanza. Te lo pedimos por Cristo, tu Hijo, nuestro Hermano y Señor. Amén

SEXTA ESTACIÓN

 

Jesús es flagelado y coronado de espinas.


Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos...

& De los evangelios de Lucas y de Juan

            Los que custodiaban a Jesús se burlaban de él y lo golpeaban. Le habían tapado los ojos y le preguntaban: “¡Adivina quién te ha pegado!” Y le decían otras muchas injurias.
            Los soldados prepararon una corona de espinas y se la pusieron en la cabeza. También le echaron sobre los hombros un manto de púrpura. Y se acercaban a él diciendo: “¡Salve, rey de los judíos!”

De los escritos de santa Clara

            Mira atentamente, considera, contempla, con el deseo de imitarle, a tu Esposo, el más bello de los hijos de los hombres, hecho para tu salvación el más vil de los hombres, despreciado, golpeado y azotado de mil formas en todo su cuerpo, y muriendo entre los sufrimientos de la cruz. (2CtaCl)

Oración

            Padre santo, tu Hijo Jesús ha querido cargar sobre su cuerpo nuestros sufrimientos y  dolores; ser aplastado por nuestras indiferencias y rebeldías. Con sus heridas, ¡ha sanado las heridas de nuestros pecados! Concede a aquellos que son despreciados y marginados, a cuantos han sido desfigurados por la tortura o por la enfermedad, comprender que hay una esperanza que no defrauda, un amor más fuerte que el miedo y que la muerte, una fe que nos abre a la vida que no tiene fin. Te lo pedimos por Cristo, tu hijo, nuestro Hermano y Señor. Amén

Canto

SÉPTIMA ESTACIÓN

Jesús es cargado con la cruz


Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos...

& Del evangelio de Juan

            Se hicieron cargo, pues, de Jesús que, llevando a hombros su propia cruz, salió de la ciudad hacia un lugar llamado “la Calavera”, que en hebreo se dice Gólgota.

De los escritos de san Francisco

            Hágase tu voluntad, en la tierra como en el cielo: para que te amemos con todo el corazón, pensando siempre en ti; con toda el alma, deseándote siempre a ti; con toda la mente, dirigiendo todas nuestras intenciones a ti; buscando en todo tu honor; y con todas nuestras fuerzas, destinando todas nuestras fuerzas y los sentidos del alma y del cuerpo al servicio de tu amor y no a otra cosa. (ParPN 5)

Oración

            Padre de misericordia, graba en nuestros corazones la imagen del rostro de tu Hijo cubierto de sangre, para que ella nos recuerde siempre que nos has amado hasta el punto de permitir que entregara su propia vida por nosotros. Que nuestra mirada tenga siempre como horizonte el signo de nuestra salvación, clavado en el corazón del mundo, para que, contemplándolo y creyendo en Ti, no nos perdamos, sino que tengamos la luz de la vida. Te lo pedimos por Cristo, tu Hijo, nuestro Hermano y Señor. Amén

OCTAVA ESTACIÓN

Jesús es ayudado por el Cireneo


Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos...

&  Del evangelio de Lucas

            Cuando se lo llevaban para crucificarlo, echaron mano de un tal Simón de Cirene, que venía del campo, y le cargaron la cruz para que la llevara detrás de Jesús.

De los escritos de santa Clara

            Si sufres con él, reinarás con él; llorando con él, gozarás con él; muriendo con él en la cruz del dolor, con él poseerás el cielo en el esplendor de los santos y tu nombre será escrito en el libro de la vida y será glorioso entre los hombres. (2CtaCl)

Oración

            Padre justo, no permitas que vivamos de espaldas al sufrimiento y a las necesidades de nuestros hermanos, especialmente de aquellos “más pequeños”. Que nuestro corazón no se duerma, no se acomode, no se enfríe. Concédenos vivir con el mismo amor que llevó a Jesús a dar su vida por los hermanos. Que con tu aliento y fuerza podamos también nosotros alentar y compartir las luchas y sufrimientos de los que nos rodean. Te lo pedimos por Cristo, tu Hijo, nuestro Hermano y Señor. Amén 

NOVENA ESTACIÓN

Jesús encuentra a las mujeres de Jerusalén.


Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos...

& Del evangelio de Lucas

            Lo seguía una gran multitud del pueblo y de mujeres, que se golpeaban el pecho y se lamentaban por él. Jesús se volvió hacia ellas y les dijo: “Mujeres de Jerusalén, no lloréis por mí, llorad más bien por vosotras y por vuestros hijos... porque si esto hacen con el leño verde, ¿qué harán con el seco?” 

De los escritos de san Francisco

            Tú eres el amor, la caridad, tú eres sabiduría, tú eres humildad, tú eres paciencia, tú eres la belleza, tú eres la mansedumbre. Tú eres la seguridad, tú eres el descanso, tú eres el gozo, tú eres nuestra esperanza y alegría, tú eres la justicia, tú eres la templanza, tú eres toda nuestra riqueza a satisfacción... Tú eres nuestra fe, tú eres nuestra caridad, tú eres nuestra dulzura, tú eres nuestra vida eterna, grande y admirable Señor, Dios omnipotente, misericordioso Salvador. (AlD)

Oración

            Padre fiel, enséñanos a buscar tu rostro con pasión cada día, para que su luz ilumine nuestro camino. Enséñanos a descubrirlo en el semblante del hombre marcado por la enfermedad, hundido por la desesperanza, oprimido por la injusticia. ¡No permitas que la luz de tu rostro huya de nosotros! Sin ella nuestro camino se hace oscuro, difícil, imposible. Te lo pedimos por Cristo, tu Hijo, nuestro Hermano y Señor. Amén
DÉCIMA ESTACIÓN

Jesús es crucificado

Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos...

& Del evangelio de Lucas

            Cuando llegaron al lugar llamado la Calavera, crucificaron allí a Jesús y también a los malhechores, uno a la derecha y otro a la izquierda. Jesús decía: “Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen”.

De los escritos de san Francisco

            La voluntad del Padre fue que su bendito y glorioso Hijo, a quien nos dio y que por nosotros nació, se ofreciese a sí mismo, por medio de su propia sangre, como sacrificio y ofrenda en el altar de la cruz; no por sí, por quien todo fue hecho, sino por nuestros pecados, dejándonos ejemplo para que sigamos sus huellas. Y quiere que todos seamos salvados y que lo recibamos con un corazón puro y un cuerpo casto. (2CtaF)


Oración

            Padre santo, sólo un pequeño resto, al cual has querido entregar tu Reino, ha reconocido a tu Hijo como Señor y Salvador; pero muy pronto el Espíritu suscitará testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaría y hasta los confines de la tierra. Concede a los que anuncian la Palabra en el mundo entero, la audacia y la libertad de los hijos de Dios, mediante las cuales tu Espíritu irrumpe con la fuerza de la Pascua y el lenguaje misterioso de la Cruz, escándalo a los ojos del mundo, pero sabiduría para los que creen. Te lo pedimos por Cristo, tu Hijo, nuestro Hermano y Señor. Amén

Canto  

UNDÉCIMA ESTACIÓN

Jesús promete el Reino al buen ladrón


Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos...

& Del evangelio de Lucas

            Uno de los malhechores crucificados lo insultaba diciendo: “¿No eres tú el Mesías? Pues sálvate a ti mismo y a nosotros”. Pero el otro intervino para reprenderlo, diciendo: “¿Ni siquiera temes a Dios tú, que estás en el mismo suplicio? Lo nuestro es justo, pues estamos recibiendo lo que merecen nuestros actos, pero éste no ha hecho nada malo”. Y añadió: “Jesús, acuérdate de mí cuando vengas como rey”. Jesús le dijo: “Te aseguro que hoy estarás conmigo en el paraíso”.

De los escritos de san Francisco        

            Ninguna otra cosa, pues, deseemos, ninguna cosa queramos, ninguna otra nos agrade y deleite, sino nuestro Creador y Redentor y Salvador, el solo verdadero Dios, que es el bien pleno, el todo bien, el total bien, el verdadero y sumo bien; que es el solo bueno, piadoso, manso, suave y dulce; que es el solo santo, justo, verdadero, santo y recto; que es el solo inocente, puro; de quien y por quien nos viene y en quien está todo el perdón, toda la gracia, toda la gloria de todos lo que hacen penitencia, de todos los justos que gozan juntos en el cielo.(1R 23)

Oración

            Padre de bondad, tu Hijo ha querido pasar por nuestro mundo como amigo de publicanos y pecadores. Tú nos lo enviaste para salvar lo que estaba perdido. En Él, has querido darnos la prueba suprema de tu amor radical y de la inmensidad de tu misericordia, permitiendo que muriera por cada uno de nosotros cuando todavía éramos pecadores. Vuelve a nosotros tu rostro bondadoso y, en la hora del fracaso, acógenos entre tus brazos. Te lo pedimos por Cristo, tu Hijo, nuestro Hermano y Señor. Amén

DUODÉCIMA ESTACIÓN

Jesús en la cruz, la madre y el discípulo.


Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos...

& Del evangelio de Juan

            Junto a la cruz de Jesús estaban su madre, la hermana de su madre, María, la mujer de Cleofás, y María la Magdalena. Jesús, al ver a su madre y junto a ella al discípulo a quien tanto amaba, dijo a su madre: “Mujer, ahí tienes a tu hijo”. Después dijo al discípulo: “Ahí tienes a tu madre”. Y desde aquel momento, el discípulo la recibió en su casa.

De las oraciones de san Francisco

            ¡Salve, Señora, santa Reina, santa Madre de Dios, María, virgen hecha iglesia, elegida por el santísimo Padre del cielo, consagrada por él con su santísimo Hijo amado y el Espíritu Santo Defensor, en ti estuvo y está toda la plenitud de la gracia y todo bien!
¡Salve, palacio de Dios! ¡Salve, tabernáculo suyo! ¡Salve, casa suya! ¡Salve, vestidura suya! ¡Salve, esclava suya! ¡Salve, Madre suya!

Oración

            Padre lleno de amor, te confiamos la desolación y la impotencia de tantos padres que se enfrentan al sufrimiento o la muerte de un hijo; te confiamos, también, a tantos hijos que han quedado huérfanos, que son abandonados, maltratados, violados por sus propios padres. Tú te haces presente en sus sufrimientos, como lo estuviste misteriosamente en el momento tremendo de la muerte del Hijo de tu amor. Haz que llegue pronto el día glorioso en el que serán enjugadas sus lágrimas y la alegría no tendrá fin. Te lo pedimos por Cristo, tu Hijo, nuestro Hermano y Señor. Amén


DECIMOTERCERA ESTACIÓN

 Jesús muere en la cruz

Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos...

& Del evangelio de Mateo

            Desde el mediodía toda la región quedó sumida en tinieblas hasta las tres. Hacia las tres gritó Jesús con voz potente: “Elí, Elí, ¿lemá sabaktani?” Que quiere decir: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado? Algunos de los que estaban allí, al oírlo, decían: “Esta llamando a Elías”. En seguida, uno de ellos fue corriendo a por una esponja, la empapó en vinagre y, sujetándola en una caña, le daba de beber. Los otros le decían: “Deja, vamos a ver si viene Elías a salvarlo”. Y Jesús, dando de nuevo un fuerte grito, entregó su espíritu.


De los escritos de santa Clara

            Levantad los ojos al cielo, tomad la cruz y seguid a Cristo que nos precede; pues, después de muchas tribulaciones por él entraremos en su gloria. Amad de todo corazón a Dios y a Jesús, su Hijo, crucificado por nosotros pecadores y no se quite nunca de vuestra mente su recuerdo.

Oración

            Padre bueno, a través de la muerte de tu Hijo Jesús has abierto para toda la humanidad el camino que conduce a la Vida. Tú  has querido que Él conociera el miedo y la angustia de la muerte, cambiando radicalmente su sentido. Conforta a aquellos que pronto recorrerán este mismo camino. Fortalece a aquellos que viven con desesperación su finitud. Y cuando llegue, también para nosotros, la hora de recorrer este camino, acógenos en la alegría eterna de tu reino, no por nuestros méritos, si no por sola tu misericordia. Te lo pedimos por Cristo, tu Hijo, nuestro Hermano y Señor. Amén

Canto  

DECIMOCUARTA ESTACIÓN

Jesús es depuesto en el sepulcro

Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos...

& Del evangelio de Juan

            Cerca del lugar donde fue crucificado Jesús había un huerto y, en el huerto, un sepulcro nuevo en el que nadie había sido enterrado. Y allí, por razón de la proximidad del sepulcro, y además por ser la víspera de la fiesta, depositaron el cuerpo de Jesús.

De los escritos de san Francisco

            “Y me llevaron al polvo de la muerte y aumentaron el dolor de mis heridas. Me dormí y desperté y mi Padre santísimo me acogió con gloria. Padre santo, sostuviste mi mano derecha y me guiaste según tu voluntad y me acogiste en la gloria. ¿Qué hay para mí en el cielo? Y fuera de ti, ¿qué he querido en la tierra? Mirad, mirad que yo soy Dios, dice el Señor, seré exaltado entre las gentes, seré alabado en la tierra”. (Ofp 6)

Oración

            Padre, tú has querido que tu Hijo Jesucristo se hiciera hombre para poder ser hermano nuestro y, con su muerte, vencer nuestra muerte. El descendió al lugar de los muertos para liberar a la humanidad, para hacernos revivir y así poder sentarnos en la mesa festiva de tu Reino. ¡Ven en ayuda de los que tantas veces caminamos en tinieblas y en sombras de muerte! No permitas que nada ni nadie nos aparten de tu amor. Te lo pedimos por Cristo, tu Hijo, nuestro Hermano y Señor. Amén

ORACIÓN FINAL (2CtaF)

            A quien tanto ha soportado por nosotros, tantos bienes nos ha traído y nos ha de traer en el futuro, toda criatura del cielo, de la tierra, del mar y de los abismos rinda alabanza, gloria, honor y bendición; porque Él es nuestra fuerza y fortaleza, el solo bueno, el solo altísimo, el solo omnipotente, admirable, glorioso y el solo santo, laudable y bendito por los infinitos siglos de los siglos. Amén

Bendición con la cruz y despedida

C/ El Señor esté con vosotros

R/ Y con tu espíritu

C/ Por la pasión y la cruz de Jesucristo os bendiga y os guarde Dios todopoderoso, Padre Hijo y Espíritu Santo.

En espera de la Resurrección, vayamos en paz. 

Canto

De la Leyenda mayor de s. Buenaventura
             
            “Sucedió, pues, un día en que Francisco oraba profundamente, retirado en la soledad, con su mente puesta en el Señor por su ardiente fervor, que se le apareció Cristo Jesús en la figura de crucificado. De tal modo se le grabó en lo más íntimo de su corazón la memoria de la pasión de Cristo, que desde aquella hora, siempre que le venía a la mente el recuerdo de Cristo crucificado, a duras penas podía contener exteriormente las lágrimas, según él mismo lo declaró en confianza poco antes de morir. Comprendió con esto el siervo de Dios que se le dirigían a él particularmente aquellas palabras del Evangelio: Si quieres venir en pos de mí, niégate a ti mismo, toma tu cruz y sígueme”.




                                                                                       
                                                                                                                            
                                                                             
                                                                                                                                   

                                                                                                                                                                                                                                                                                                                           

No hay comentarios:

Publicar un comentario