Invoca a María con las palabras tan hermosas
que le dirige la Iglesia.
Hazlo con los labios y con el corazón. Hazlo muy despacio.
Santa María, Madre de Dios.
Ruega por nosotros, tus hijos.
Ahora y en la hora de nuestra muerte.
Amén.
Ruega por nosotros, tus hijos.
Ahora y en la hora de nuestra muerte.
Amén.
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