Juan 10: 22 - 30. MARTES 13.
EVANGELIO
Se celebró por entonces en Jerusalén la fiesta de la Dedicación. Era invierno.
Jesús se paseaba por el Templo, en el pórtico de Salomón.
Le rodearon los judíos, y le decían: «¿Hasta cuándo vas tenernos en vilo? Si tú eres el Cristo, dínoslo abiertamente.»
Yo y el Padre somos uno.»
EL EVANGELIO NO ES UN SOMNIFERO, ES PURA DINAMITA:
Un Dios que no pide, sino que da; que no humilla, sino que levanta, que no hiere, sino que sana; que en lugar de condenar, perdona; en lugar de castigar, redime; en lugar de ejercer el derecho, ejercita la misericordia; el Dios que rompe fronteras y nos une por el amor; a ese Dios decimos: Gloria a Dios en el cielo.
No creemos en al vida eterna:
- quien no se esfuerza en la superación de las dificultades
- el cielo no es el premio de nuestros sufrimientos, tampoco la liberación de nuestras depresiones. Es toda la vida que nos puede conceder nuestra capacidad de amar. Al final Dios nos llenará de su amor.
- El que cree en la resurrección ama la vida, la defiende, la hace crecer. Lucha siempre para que sea más humana, hermosa, sana y feliz.
La resurrección se hace presente y se manifiesta allí donde se lucha y hasta se muere por evitar la muerte que está a nuestro alcance.
Nuestro destino es la vida, pero ¿tenemos ganas de vivir?
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