Jn
14,1-6
En
aquel tiempo dijo Jesús: “No os angustiéis: creed en Dios y creed también en
mí. En la casa de mi Padre hay muchos lugares donde vivir; si no fuera así, no
os habría dicho que voy a prepararos un lugar. Y después de ir y prepararos un
lugar, vendré otra vez para llevaros conmigo, para que vosotros también estéis
donde yo voy a estar. Ya sabéis el camino que lleva a donde yo voy”. Tomás dijo
a Jesús: “Señor, no sabemos a dónde vas: ¿cómo vamos a saber el camino?” .
Jesús le contestó: “Yo soy el camino, la verdad y la vida. Solamente por mí se
puede llegar al Padre”.
Preparación: Al principio de su exhortación La alegría del evangelio, el Papa
Francisco ha escrito que “quienes se dejan salvar por Jesús son liberados del
pecado, de la tristeza, del vacío interior y del aislamiento” (n.1). Esas palabras
coinciden con el mensaje que recorre este tiempo pascual.
Lectura: En la sinagoga de Antioquia de
Pisidia Pablo recuerda la muerte de Cristo y añade que “Dios lo resucitó de
entre los muertos y se apareció a los que lo habían acompañado de Galilea a
Jerusalén”. Ellos son testigos ante el pueblo. En el evangelio se evocan algunas palabras pronunciadas por Jesús
durante la última cena: “No os angustiéis: creed en Dios y creed también en mí.
En la casa de mi Padre hay muchos lugares donde vivir; si no fuera así, no os
habría dicho que voy a prepararos un lugar”. La fe en Dios y la fe en Jesús
libera de la angustia y nos promete la convivencia y la intimidad con el Padre de Jesús nuestro
Padre.
Meditación: Hoy podemos meditar esas hermosas
palabras con las que Jesús promete no abandonar a sus discípulos: “Después de
ir y prepararos un lugar, vendré otra vez para llevaros conmigo, para que
vosotros también estéis donde yo voy a estar”. En su comentario al Evangelio de
San Juan escribe San Agustín: “Cristo prepara las mansiones, preparando a los
moradores de ellas” (68.2). Como los discípulos, también nosotros sentimos
angustia ante la posibilidad de ser abandonados. Pero Jesús nos ha prometido
que estará siempre con nosotros. Es más nos ha incorporado a su vida y quiere
que permanezcamos junto a él por la eternidad.
Ese estar con nosotros significa que él ha asumido en serio nuestra
carne. Y estar con él significa la culminación
del seguimiento al que él nos llamó.
Oración:
Señor Jesús, tú eres fiel. Nosotros creemos que tú no abandonas a quienes has
llamado a estar contigo. Ayúdanos a imitar tu fidelidad para seguirte por el
camino y la alegría de participar en tu gloria. Amén.
Contemplación: Contemplamos a Jesús rodeado por
sus discípulos en torno a la mesa de la cena. La palabra que les dirige parece
destinada a nosotros: “Ya sabéis el camino que lleva a donde yo voy”.
Las Escrituras santas nos lo han revelado y la Iglesia nos indica pacientemente ese camino. Pero, al igual que el apóstol Tomás, a veces tenemos dudas sobre la dirección que hemos de seguir: “Señor, no sabemos a dónde vas: ¿cómo vamos a saber el camino?”. También a nosotros, como a Tomás, Jesús nos repite la fórmula que revela lo que él es y lo que nos ofrece: “Yo soy el camino, la verdad y la vida. Solamente por mí se puede llegar al Padre”.
Las Escrituras santas nos lo han revelado y la Iglesia nos indica pacientemente ese camino. Pero, al igual que el apóstol Tomás, a veces tenemos dudas sobre la dirección que hemos de seguir: “Señor, no sabemos a dónde vas: ¿cómo vamos a saber el camino?”. También a nosotros, como a Tomás, Jesús nos repite la fórmula que revela lo que él es y lo que nos ofrece: “Yo soy el camino, la verdad y la vida. Solamente por mí se puede llegar al Padre”.
Acción: Hoy podemos preguntarnos por qué
hemos elegido en algunas ocasiones alejarnos del camino de la verdad que lleva
a la vida, que es el Señor.
José-Román Flecha Andrés
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