ORACIÓN DE LA CESTA


Materiales:
· Una cesta lo suficientemente grande para que pueda ser vista  desde todos los ángulos.
·   Música suave.


Inicio
Para construir una cesta son necesarios muchos mimbres.
¨     Mimbres recios, consistentes, que soportarán, en la base, el peso de todo aquello que deseamos colocar en su interior.
¨     Mimbres gruesos, largos e iguales, que formarán el asa permitiendo un transporte eficaz.
¨     Mimbres casi invisibles, cuya función consistirá en asegurar el engranaje final.
· ¿Qué tipo de mimbre soy en mi comunidad…/…?
·Ir recorriendo a mis hermanas/os de comunidad; observo y me detengo, cómo está su mimbre…?

Antes de ser manejables, los mimbres deben ser convenientemente tratados.
Se cortarán cuando el tiempo no ha tenido ocasión de matar su lozanía.
  Para adquirir flexibilidad, reposarán varios días en un recipiente con agua.
 Han de ser diestramente pulidos: su contacto no puede herir a las personas.                            ¿Cuál es la historia de mi mimbre: cómo se ha ido                                   preparando, puliendo…
  ¿Qué camino he hecho hasta llegar a mi comunidad de hoy?

El mimbre recio nunca dirá al delgado: “¡No te necesito!”. Conoce bien que, sin él, no llegaría a ser cesta.

El mimbre delicado, casi invisible, nunca rechazará a los más rudos. Conoce bien que, sin ellos, no llegaría a ser cesta.

Por ello, los mimbres se dan gracias mutuamente, conscientes, sin embargo, de que no están exentos de roces entre ellos.

A veces, alguno se quiebra bajo el peso de la carga. Entonces, los compañeros se tensan en el esfuerzo por brindar apoyo, sabedores, no obstante, de que no les es dado sustituirle.

Todos confían en la pericia del cestero. Sus manos diestras recomponen con cariño los mimbres dañados. No los quiebra ni prescinde de ellos. Cuidadosamente, rodea su cuerpo con otros hasta hacerles recuperar su ser.

Silencio meditativo

Lectura de la Palabra
 “Hay diversidad de carismas, pero el Espíritu es el mismo; diversidad de ministerios, pero el Señor es el mismo; diversidad de operaciones, pero es el mismo Dios quien obra todo en todos. Pues, del mismo modo que el cuerpo es uno, aunque tiene muchos miembros, y todos los miembros del cuerpo, no obstante su pluralidad, no forman más que un solo cuerpo, así también Cristo. Porque en un solo Espíritu hemos sido bautizados para no formar más que un cuerpo, judíos y griegos, esclavos y libres. Y todos hemos bebido de un solo Espíritu.

El cuerpo no se compone de un solo miembro sino de muchos. Si dijera el pie: “puesto que no soy mano, no soy del cuerpo”, ¿dejaría de ser cuerpo por eso?

Dios puso cada uno de los miembros en el cuerpo según su voluntad. Si todo fuera un solo miembro, ¿dónde quedaría el cuerpo? Muchos son los miembros pero uno el cuerpo. Y no puede el ojo decir a la mano: “no te necesito”.

Vosotros sois el cuerpo de Cristo, y sus miembros cada uno por su parte”.

Participación – comunicación

Canto: “Sois la sal, sois la luz” (Luis Guitarra)

Oración:
                   El Reino de Dios se parece a una india tejedora de tapices. Hasta sus manos hábiles van llegando todos los hilos diferentes en color y en cantidad. A todos los acoge sin desechar ninguno. En el diálogo de los hilos con los dedos de la tejedora, cada hilo va encontrando su lugar preciso para que el dibujo se complete y sea bello, con la presión exacta para que el tejido sea consistente. Los dibujos van apareciendo nuevos uno tras otro. Al principio parecen un error en el fondo blanco del tapiz, un hilo fuera de sitio, pero después se perfila un cóndor de alas desplegadas, una casa, un pastor. Sólo en el corazón creador de la india ya vive el secreto del dibujo final, que ahora se va revelando poco a poco, surgiendo de la habilidad de sus manos”.

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