LO AMÉ



Me amaste desde las entrañas maternas, cuando era joven, siendo adulto me sigues amando, me alzas en brazos, me curas. Con cuerdas humanas, con correas de amor me atraes, me acercas a ti, me atas, me alcanzas. Te inclinas a lavarte los pies. Me das de comer. Por eso se me alegra el corazón, y mi carne descansa serena. Por eso se conmueven mis entrañas, porque tú te has conmovido por mi, y me sigues dado la vida. Gracias.
(Os 11, 1-4.8-9 )

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