Casi 3.800 franceses adultos se han bautizado en esta Pascua de 2015: un 50% más que hace 10 años

Casi 3.800 franceses adultos se han bautizado en esta Pascua de 2015: un 50% más que hace 10 años

El crecimiento del número de adultos que se incorporan a la Iglesia Católica mediante el bautizo en Francia es lento pero constante y marca una tendencia. Si en 2005 eran unos 2.400, los adultos bautizados en la Vigilia Pascual o el Domingo de Pascua de 2015 han sido casi 2.800,un 50% de crecimiento en una década.

Las estadísticas de la Conferencia Episcopal Francesa especifican que consideran bautismo de adultos el de las personas mayores de 18 años (en otros países se considera “bautismo de adultos” el de cualquier mayor de 8 años, edad en que se discierne el Cuerpo de Cristo y se puede tomar la comunión).

El informe de las diócesis francesas especifica además que en la noche de Pascua o al día siguiente fueron también bautizados (y por lo general inmediatamente confirmados) otros 1.011 jóvenes no adultos, adolescentes. 
En España no hay forma de conseguir datos centralizados de bautismo de adultos en todo el país, y a veces no cuentan con ellos ni siquiera en cada una de las diócesis.
Razones para bautizarse
El padre Philippe Marxer, responsable de catecumenado de la Conferencia de Obispos de Francia, enumera algunas razones que animan a los adultos a bautizarse. "Hay fenómenos desencadenantes, como el nacimiento de un hijo o la muerte de un padre", explica. Como necesidad de fondo, señala, aunque “la necesidad humana de actuar sobre lo político o lo social no desaparece, lo primero es el deseo de dar sentido a la vida".




Aproximadamente el 40% de los nuevos católicos de este año crecieron en una familia sin adscripción ni tradición religiosa de ningún tipo. 
La mayoría de los nuevos conversos son jóvenes que tienen entre 25 y 35 años, edad de tomar grandes decisiones en la vida adulta y de madurar ante el misterio de la vida, de la muerte y del amor. 
En el diario “Metro” señalan el caso de Curutchet Laure, una ejecutiva de negocios del sector farmacéutico de 28 años, bautizada esta Vigilia Pascual en Boulogne-Billancourt (Hauts-de-Seine). Todo empezó por su curiosidad respecto a la Biblia.


Completó el catecumenado en la parroquia sin prisa: la mayoría requiere sólo 18 meses, pero ella se tomó tres años y está contenta de haberlo hecho con tranquilidad. “Esto no es una carrera”, dice. "Mi padre dijo que podemos creer sin ir a la iglesia", explica, pero ese argumento a ella no le ha convencido nunca: “Todos necesitamos una comunidad, y más hoy en día", afirma.
Otro nuevo cristiano que habla en el diario “Metro” Zenere de Tony, de 24 años, que trabaja en una carpintería. Tiene un hermano que se convirtió al Islam, mientras que su hermana se convirtió al catolicismo antes que él. 


Decidió leer los Evangelios. "Cuando los leí, yo quise ser un discípulo," explica. Ahora se ha bautizado y confirmado en la Catedral de Evry. "No es sólo un gesto. Cuando toda la multitud se reune y ora por nosotros es un momento fuerte", añade.
Ser minoría en una sociedad descristianizada
Según un extenso estudio que publicó "La Croix" en 2010, de 65 millones de franceses, los católicos que van a misa el domingo son sólo 3,2 millones, y que los que aceptan plenamente las enseñanzas católicas (sobre moral sexual y otros temas) son aproximadamente unos 800.000. Bautizarse implica entrar libremente en esta exigente minoría que cree que el poder de Dios puede transformar tu vida. El 28 por ciento de los franceses se declara «sin religión», aunque los sociólogos suelen advertir que esa categoría incluye a muchas personas que creen «en Dios pero no en la religión», como el caso del padre de Curutchet que presentábamos antes.

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