Las marionetas danzan en función del movimiento que realiza alguien desde arriba.
Quisiera que los hilos que me muevan fueran los mismos que los de aquellas personas que me dan ejemplo de amor, entrega, cariño, perdón, altruismo, solidaridad…
Hay hilos que pueden romperse y dar lugar a comportamientos erróneos por mi parte.
Cuando los hilos levantan mis brazos que sea para abrazar a los que tengo cerca y acoger su debilidad y su grandeza.
Cuando muevan mis piernas que sea siempre para caminar hacia el bien y haciendo el bien.
Cuando muevan mi boca que sirva para decir palabras de agradecimiento y esperanza.
Cuando muevan mi cabeza ladeándola horizontalmente que sea para decir NO a todo aquello que no hace bien a mi pequeño mundo y, cuando sea un movimiento vertical, que sirva para decir SI a la vida y al amor.
Cuando agache mi costado que sirva para venerar y adorar a Cristo vivo y presente en los hermanos más pequeños.
Y cuando adelante mis manos hacia lo alto que sirva mi vida como ofrenda por todo lo recibido del Artista que mueve mis hilos. Que nadie más que Él maneje esos hilos.

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