Cántico Is. 61, 10- 62, 5

Vocación es una llamada a la alegría, un impulso que nos hace desbordar de gozo. La experiencia vocacional trueca el rumbo de nuestra existencia: cubre nuestra desnudez con un vestido de gala y un manto de triunfo, convierte el abandono y la soledad de nuestra pobreza virginal en estado esponsalicio «como un novio que se pone la corona o novia que se adorna con sus joyas», adornado de fecundidad «como un jardín hace brotar sus semillas». El mismo Dios se vincula intrínsecamente a nuestra vida: «como un joven se casa con una doncella, así te desposa el que te construyó», «el Señor te prefiere a ti y tu tierra tendrá marido». Dios mismo nos concede una nueva personalidad: «Te pondrán un nombre nuevo, impuesto por la boca del Señor».

Nuestra llamada a la virginidad es vocación al amor que Dios derrama profusamente en nuestra existencia; no es vocación a la esterilidad, ni a la soledad: «tu tierra tendrá marido», «a ti te llamarán la "desposada"».


Ant. 2. El Señor me ha revestido de justicia y santidad.

Desbordo de gozo en el Señor,
y me alegro con mi Dios:
porque me ha vestido un traje de gala
y me ha envuelto en un manto de triunfo,
como a un novio que se pone la corona,
o a una novia que se adorna con sus joyas.

Como el suelo echa sus brotes,
como un jardín hace brotar sus semillas,
así el Señor hará justicia
ante todos los pueblos.

Por amor de Sión no callaré,
por amor de Jerusalén no descansaré,
hasta que despunte la aurora de su justicia
y su salvación llamee cono antorcha.

Los pueblos verán tu justicia,
y los reyes, tu gloria;
te pondrán un nombre nuevo
pronunciado por la boca del Señor.

Serás corona fúlgida en la mano del Señor
y diadema real en la palma de tu Dios.
Ya no te llamarán "abandonada";
ni a tu tierra, "Devastada";
a ti te llamarán "Mi favorita",
y a tu tierra, "Desposada",
porque el Señor te prefiere a ti,
y tu tierra tendrá marido.

Como un joven se casa con su novia,
así te desposa el que te construyó;
la alegría que encuentra el marido con su esposa,
la encontrará tu Dios contigo.

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