SALMO 107

Quienes procuramos seguir a Dios en la actualidad debemos estar tan hambrientos y sedientos de su santa Palabra y bendición como lo estuvieron los israelitas que describe el Salmo 107. A veces, nosotros también podemos sentirnos como viajeros cansados, prisioneros en cadenas, enfermos o marineros azotados por la tormenta. No obstante, Dios puede inclinarse a nosotros y sacarnos de cualquier circunstancia si ponemos nuestra esperanza y nuestra confianza en Él.


Ant. 1. Mi corazón está firme, Dios mío, mi corazón está firme.

Dios mío, mi corazón está firme,
para ti cantaré y tocaré, gloria mía.
Despertad cítara y arpa,
despertaré a la aurora.

Te daré gracias ante los pueblos, Señor, tocaré para ti ante las naciones.
Por tu bondad, que es más grande que los cielos;
por tu fidelidad, que alcanza a las nubes.

Elévate sobre el cielo, Dios mío,
y llene la tierra tu gloria;
para que se salven tus predilectos,
que tu mano salvadora nos responda.

Dios habló en su santuario:
"Triunfante ocuparé Siquén,
parcelaré el valle de Sucot;
mío es Galaad, mío Manasés,
Efraím es yelmo de mi cabeza,
Judá es mi cetro;

Moab, una jofaina para lavarme,
sobre Edom echo mi sandalia,
sobre Filistea canto victoria".

Pero ¿quién me guiará a la plaza fuerte,
quién me conducirá a Edom,
su tú, ¡oh Dios!, nos has rechazado
y no sales ya con nuestras tropas?

Auxílianos contra el enemigo
que la ayuda del hombre es inútil;
con Dios haremos proezas,
él pisoteará a nuestros enemigos.

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