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Pide tu pan cada día a Dios,
y apréstate a partirlo y repartirlo
con quienes no tienen voz
y fuerza para pedirlo, que Dios te ha hecho a ti
a quien El da su pan, distribuidor del mismo.
Los pueblos lo saben,
aunque los hombres lo olvidan.
Se decía:
“Antes de abandonar el mercado,
ved que nadie se marche con las manos vacías”,
porque el Espíritu, Señor de la tierra, no dormirá en paz sobre los vientos,
hasta que las necesidades del último de vosotros, no sean satisfechas.
Retransmisión de la COPE
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