CAMINO A LA PASCUA


Cuaresma sin Pascua es un sinsentido, una desconexión, un problema en la red. Cuando no identificamos el horizonte de la purificación no hay por qué llevarla a acabo. Necesitamos reconectar el sentido de preparación hacia la Pascua con el evento central del cristianismo. 

Purificarnos y dejarnos purificar son necesidades del espíritu humano que ante la glotonería del YO que busca atraparlo todo, controlarlo todo, engullirlo todo, le es ofrecido en este tiempo la posibilidad de desinflarse, adelgazar, liberarse. 

Por eso es necesario ir desnudándose interiormente abrazando la propia cruz, para que desde lo hondo del corazón libre y pequeño brote el grito que toca los oídos el Padre que es el único capaz de resucitarnos. 

 “Señor, haz que desde mis fracasos pueda sentir la caricia de tu voz en mi pequeñez, para ser resucitado con la fuerza de tu Espíritu...”

E ignaciana

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