EL ENCUENTRO CON JESÚS

Los evangelios de estos días nos aseguran que Jesús está vivo y continúa siendo el centro sobre el cual se construye la comunidad de los discípulos. Es precisamente en este contexto eclesial —en el encuentro comunitario, en el diálogo con los hermanos que comparten la misma fe, en la escucha comunitaria de la Palabra de Dios, en el amor compartido en gestos de fraternidad y de servicio— que los discípulos pueden realizar la experiencia del encuentro con Jesús resucitado.

Los discípulos cargados de tristes pensamientos, no imaginaban que aquel desconocido fuese precisamente su Maestro, ya resucitado. Pero sentían "arder" su corazón (cf. Lc 24,32), cuando Él les hablaba, "explicando" las Escrituras. La luz de la Palabra disipaba la dureza de su corazón y "sus ojos se abrieron" (Lc 24, 31).

El encuentro con Jesús nos sirve para guiar el largo camino de nuestras dudas, inquietudes y a veces amargas desilusiones. El sigue siendo nuestro compañero para introducirnos, con la interpretación de las Escrituras, en la comprensión de los misterios de Dios. Cuando el encuentro se vuelve pleno, la luz de la Palabra sigue a la luz que brota del "Pan de vida", por el cual Cristo cumple de modo supremo su promesa de "yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo" (Mt 28,20).

El Papa Benedicto XVI explica que "el anuncio de la Resurrección del Señor ilumina las zonas oscuras del mundo en el que vivimos"

Evangeli.net

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