CARTA ABIERTA A PEDRO SÁNCHEZ

5 mayo 2016



Carta abierta a D. Pedro Sánchez, líder del PSOE

Sr. Pedro Sánchez: Permítame que le dirija esta carta abierta en unos momentos críticos para España, cuando acaban de convocarse nuevas elecciones. Soy consciente de que este escrito no supondrá nada para usted, que se mueve a  niveles netamente políticos. Yo hablo desde el humanismo cristiano y el sentido común. Estoy al margen de cualquier opción ideológica. Solo me reservo el derecho a votar.
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                ¿Qué imagen tengo de usted? Pues la que ha ido exhibiendo en la larga temporada que han durado las negociaciones. Doy por supuesto que es usted inteligente, con vocación política y cierta capacidad de convocatoria. Pero su persona tiene muchas sombras que no se pueden disimular. Es usted un ambicioso compulsivo, con fallos garrafales en educación y diplomacia. No puedo olvidar aquellos insultos injustificados y gratuitos a su adversario político el Sr. Rajoy, mayor que usted y Presidente del gobierno.    Pienso que esa fue una de las puntillas que se le clavaron en su personalidad, como ocurre con los toros que no terminan de doblar, y que todavía no se las ha sacado. El descabello lo ha seguido intentando durante el tiempo que ha durado la lucha por formar gobierno,  negándose empecinadamente a hablar, y menos negociar,  con el partido mayoritario encabezado por su “presa” a batir.  Esta actitud pienso que ya le incapacita a trabajar en serio por el bien de España, a no ser que de un vuelco a su imagen y los votos le lluevan torrencialmente.
                Usted es muy prepotente, un tanto chuleta y vanidoso, que se presenta como al único salvador de la Patria, aunque pierda las elecciones. No se puede, desde un partido que se considera español y serio, andar rondando ventanas y balcones esperando que se asome un idílico amor. El agua y el aceite no se pueden mezclar, a no ser que usted renuncie al amor a la patria España y su unidad. Es admisible que aspire, como político, a los puestos cumbres del gobierno del Estado, pero no a cualquier precio. Los valores permanentes, por no decir sagrados por si le suena mal, no se pueden dilapidar por el afán de mando. Ya sabemos que el poder ciega, y por el se han cometido barbaridades a lo largo de la historia, pero estamos en tiempos más civilizados y no se puede defraudar al pueblo sensato que aspira a vivir en paz. La guerra fratricida que algunos propalan con sus consignas trasnochadas no caben ya en una sociedad moderna.
                España está en juego, y usted no puede participar en esa partida que terminaría perdiendo y haciéndonos perder a todos. Ya sabe a qué me refiero. Comprendo que algunos líderes no le caigan bien, pero no es justo azuzar al pueblo para reinventar el guerra civilismo  que debió ya darse por superado. No envenenemos a la gente joven que está empezando a vivir, con consignas y programas que les amargue la vida a ellos y a los demás.
                Espero de su sensatez e inteligencia que en la campaña electoral que nos espera, pueda ofrecernos un poco de paz y esperanza. El pueblo lo está necesitando. Si no es así, ¿para qué sirve la política?  “Cuanto más siniestros son los designios de un político, más estentórea se hace la nobleza de su lenguaje” (Aldous Huxley)
                Un atento saludo
                                                                              Juan García Inza
                                                                                        Juez Eclesiástico

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