COCINANDO




“La cocina está preparada. La leña lista para el sacrificio. El buen vino en la fresquera y los alimentos en las estanterías. ¿Puede haber mayor deleite que encerrarse entre esas cuatro paredes junto al bosque, vestir traje de cocinera y pasar las horas maquinando junto a las llamas?

Para más relax...: música suave, vestiré delantal limpio y balbucearé una oración. Pediré inspiración para dar con las cantidades, con los tiempos, con las mezclas, con la salazón precisa... Pediré para que los comensales gocen al llevar el cubierto a los labios.

Seré por y para la alquimia de la comida preparada con esmero. No sólo encenderé ese fuego, en realidad seré ese fuego, viviendo al segundo lo que está cociendo, sintiendo el alimento que se va trasformando. Entraré en el fuego, danzaré con las llamas, ablandaré el grano más duro. Lo desharé y lo llenaré de sabor con vegetales, con especias, sobre todo con toneladas de cariño.

Gozo cocinando. La cocina es servicio al prójimo, pero también es viaje. ¿Será también cocinar una forma de ser más mundo? Son las especias las que nos dan el billete hasta tierras lejanas y exóticas. Es el grano el que nos clava e invita a arraigar... Entrega, viaje y además de ello, profunda meditación. Cocinar y comer con atención es un sagrado ejercicio que cada día nos invita a vivir más y más agradecidos, a estar más en nuestro lugar e instante, más en nuestro centro.

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