DICHOSO ERES Y TE IRÁ BIEN

«Los hermanos, en cualquier lugar donde estén sirviendo o trabajando en casa de otros, no sean administradores ni escribanos ni estén al frente de la casa donde sirven; ni acepten oficio alguno que engendre escándalo o cause daño a su alma; sino sean menores y súbditos de todos los que se hallan en la misma casa. Y los hermanos que saben trabajar, trabajen y ejerzan el oficio que conozcan, siempre que no vaya en contra de la salvación del alma y pueda realizarse honestamente. Pues dice el profeta: “Comerás los frutos de tus trabajos; dichoso eres y te irá bien”; y el apóstol: “El que no quiera trabajar, que no coma”; y también: “Cada uno permanezca en el arte y oficio en que ha sido llamado”… Y, cuando sean necesario, vayan por limosna como los otros pobres. Y les está permitido tener las herramientas e instrumentos propios de sus oficios”» (1R 7,3). Francisco contempla a sus hermanos trabajando y viviendo durante la jornada entre la gente, sencilla y fraternalmente, compartiendo con ellos sus fatigas y el cansancio cotidiano. Su forma de vida es vivir el santo evangelio en lo pequeño y humilde, convencidos de que entonces en lo escondido va germinando la presencia del Señor. 

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