Antonio Machado escribió: “a distinguir me paro las voces de los ecos, y escucho solamente, entre las voces, una”. Quizás el gran poeta andaluz presagiaba ya la urgencia del discernimiento espiritual y la necesidad de una nueva ascesis en el modo contemporáneo de vivir la fe.
En cualquier caso, no está de más prestar atención a toda palabra que hoy establezca puentes, ofrezca una mirada fresca y proponga redescubrir el evangelio de modo nuevo. Toda palabra que invite a la conversión, a la simplicidad voluntaria y a la buena noticia –venga de donde venga– es bienvenida.
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