El creyente tiene que vivir siempre en vela, como el servidor que espera en cualquier momento la vuelta de su señor. Ora incesantemente para que no caigas en la tentación de abandonar el camino del seguimiento de Jesús.
¡Ven, Espíritu Santo! Ora en mi interior. Mantén despierta mi fe. Alienta mi esperanza. Aviva la llama de mi amor. Hazme generoso/a en la entrega a los demás.
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