EL ESPÍRITU NOS ENVÍA A TODOS

Pentecostés B

Nuestras ciudades, al igual que Jerusalén el día de la Fiesta de Pentecostés, son espacios de pluralidad y diversidad. En ellas confluyen distintas lenguas, culturas, ideas políticas y religiones que las hacen cada vez más mestizas. Todas esas realidades, desde el respeto por supuesto, son objeto de la acción evangelizadora de la Iglesia pues entendemos que no hay ningún lugar vetado para anunciar la acción transformadora del Espíritu. 

El Espíritu no nos envía a un grupo cerrado de personas, nos envía a anunciar el Evangelio y a proponer el camino de los discípulos a todos: a los sabios y a los ignorantes, a los pobres y a los ricos, a los que no piensan como nosotros, a los llamados “progres” y a los “conservadores”, a los hombres y mujeres a los inmigrantes y a los autóctonos, a todos porque estamos convencidos que la acción del Espíritu no tiene fronteras.

Mirada al interior

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