ESPERAMOS LA PROMESA DE JESUS


Es tiempo de invocar ¡Ven, Espíritu Santo!, hasta la brisa, el viento, y la tormenta anticipan su llegada .

En el centro de nuestra persona, el Espíritu surge siempre, asumiendo nuestros deseos, iluminando nuestros sentidos, fortaleciendo nuestras actividades e integrando nuestra persona en torno al proyecto de Jesús .

MARÍA, madre nuestra, mantén a la Iglesia en oración, esperando la promesa de Jesús.

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