¿CÓMO PERMANECER FUERTE?


Las personas sin raíces son más vulnerables, más frágiles, pueden ser heridas con facilidad, caen ante los contratiempos

Hay árboles fuertes que protegen y dan sombra: “Anidarán en él aves de toda pluma, anidarán al abrigo de sus ramas. Y todos los árboles silvestres sabrán que yo soy el Señor, que humilla los árboles altos y ensalza los árboles humildes, que seca los árboles lozanos y hace florecer los árboles secos”.

Los árboles frondosos que se alzan al cielo. Rompiendo las alturas. Asombrando al que alza la mirada desde el suelo. Siendo hogar y nido para muchos.

El reino de Dios se compara con un árbol que nace de la semilla más pequeña: “¿Con qué podemos comparar el Reino de Dios? ¿Qué parábola usaremos? Con un grano de mostaza: al sembrarlo en la tierra es la semilla más pequeña, pero después, brota, se hace más alta que las demás hortalizas y echa ramas tan grandes, que los pájaros pueden cobijarse y anidar en ellas”.

Me gusta esa imagen de un árbol fuerte que resiste los vientos y las tormentas. Un árbol que se alza en el cielo sostenido por su fuerte tronco, por sus hondas raíces. Un lugar de descanso donde el alma se encuentra cobijada.

Un árbol es fuerte y crece firme si sus raíces son sanas. Pero es vulnerable si sus raíces son poco profundas.

Las personas sin raíces son más vulnerables, más frágiles. Pueden ser heridas con facilidad. Caen ante los contratiempos. Para mantenerme firme en la vida necesito hondas raíces.

El árbol se alza en las alturas gracias a la profundidad de sus raíces. Sin ellas no tiene solidez. Sin ellas no es florido.

Me gusta verlo así. Lo que hace sólida mi vida no son las flores, ni las apariencias. Es la profundidad de mis raíces. Sin ellas me derrumbo ante la más mínima contrariedad.

La vida siempre trae consigo problemas, tensiones y contratiempos. Las raíces no se ven. Pero de ellas bebo y vivo. Me sostienen.

El reino de Dios son esas raíces que el mundo no aprecia. Me dan vida, me alimentan. Permanecen ocultas bajo la tierra y no destacan.

Aleteia

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