Con frecuencia ante la realidad de dolor e injusticia del mundo, nos cuestionamos la actuación de Dios en él. Tal vez, los no creyentes nos dicen “si Dios existe, por qué permite esta realidad”. Seguros estamos, que el problema no es la ausencia de Dios en el mundo, sino la ausencia de Dios en nuestra vida. Entonces, será tiempo de pedir que el Señor habite en nosotros y podamos redescubrir el mundo con su mirada. Tal vez, esta oración de Francisco de Borja nos ayude:
“
Venid, venid, Señor, que la tierra de mi alma está vacía y hueca sin Vos, aposentaos en ella, no quede cámara ni lugar retirado alguno, potencia ni sentido que no está lleno de Vos, porque entonces habrá entrado el alma en la verdadera oración, cuando Vos mores en ella y ella en Vos”. (Tratado de la oración, 356).
E Ignaciana
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