TRABAJO INFANTIL


¿Estudias o trabajas? Es una pregunta que nadie debería hacer a un menor. Ellos tienen su lugar: la escuela, el patio, el aula… Misiones Salesianas nos recuerdan que 152 millones de niños y niñas son víctimas del trabajo infantil, 73 millones, además, lo realizan en situaciones peligrosas para su integridad.

Los menores son una mano de obra barata y silenciosa. Un niño alejado de su familia, al que maltratan… es un trabajador silencioso y obediente, porque no conoce sus derechos ni tampoco otra realidad. Pero detrás de las cifras hay infancias que han dejado de serlo. Niños y niñas que realizan trabajos que no les corresponde, que se convierten en adultos antes de tiempo.

Las consecuencias para los menores obligados a trabajar son muchas. Las largas jornadas, los pesos que tienen que acarrear, las posturas en las que tienen que estar durante horas… producen malformaciones, enfermedades crónicas… pero también baja autoestima e, incluso, depresión.

La comunidad internacional tiene que poner medidas para que los niños y niñas sean protegidos, se sientan seguros y puedan ejercer sus derechos. El cambio comienza con un lápiz, una pizarra y un profesor. La educación es la base para que los menores no sean explotados, puedan transformar sus vidas y sean agentes de cambio y desarrollo.

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