"Mujer profundamente creyente hacía de la fe la luz de sus pasos. Su autenticidad la lleva a comprender, que aun lo más efímero está para amar, sufrir y alabar a Dios y en ello encontró su felicidad... su oración era lo prioritario en ella... y no sólo oraba, daba razón de su oración... con su testimonio interpelaba a otras y las hacía entrar en lo profundo de su ser". (Rasgos 47)
En una de sus oraciones dice: "La única cosa que te suplico me otorgues, junto con tu gracia, es el verdadero amor hacia Ti. Si esto me das ya soy bastante rica y nada más te pido"
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