FIEL HASTA LA CRUZ


La verdadera dicha de María está en la fidelidad a la palabra oída y escuchada en el corazón. La experiencia de la santidad consiste en escuchar y practicar lo que Jesús le pide.
María aprendió a seguir a Jesús, haciendo el camino con él, paso a paso. Se vinculó incondicionalmente a la persona de Jesús, a su estilo de vida. No se concibió nunca al margen de él.
María aprendió a seguir a Jesús junto con otros seguidores. Ella “avanzó en la peregrinación de la fe y mantuvo fielmente la unión con su Hijo hasta la Cruz” (LG 58), por eso puede alentar ahora a todos los peregrinos.

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