
Señor, ha llegado la noche
y nuestra barca navega.
Si tú no vienes, Señor,
no habrá amanecer en la tierra.
Venciste la muerte, y la vida
te devolvió a nuestra tierra;
te hiciste compañero
con hambre,
con sed
y en pobreza.
Venid a la orilla,
venid que él está cerca,
nos regala su pan
con el fuego,
con su corazón
en brasas nos espera.
Señor, nos diste a comer
de tu cuerpo,
nos llamas a ser testigos
en el mundo,
en la tierra,
y a decirle a los hombres
que tu amor
nos espera. Amén.
Orar cada día
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