RECONOCER AL RESUCITADO EN MEDIO DE NOSOTROS

Al acercarnos a los relatos de la resurrección, que encontramos en los evangelios, nos sorprende la discreción que podemos percibir en las manifestaciones del Resucitado.

No se trata de eventos espectaculares o bulliciosos. Son más bien experiencias sencillas, discretas, ordinarias que nos muestran claramente que al Resucitado lo encontramos en las experiencias concretas y sencillas de todos los días.

El Resucitado se acerca a sus discípulos en un clima de total familiaridad. Les da la paz, les invita a continuar su misión, come con ellos, les confirma en la fe y los llena de su Espíritu para vencer todos los miedos y para que puedan vivir la nueva vida que Él les ofrece.
Esas mismas experiencias renovadoras de los primeros discípulos del Señor, son las que estamos invitados a hacer también nosotros hoy. La pascua es un buen tiempo para afinar nuestros sentidos y reconocer que el Resucitado está en medio de nosotros.

Él sale a nuestro encuentro en los caminos de la vida, se hace presente en medio de nosotros, viene a consolarnos en nuestras angustias y dolores, acude en nuestro auxilio cuando nos invaden las dudas y nos trae la paz… La pascua es un buen tiempo para que, en la discreción de la vida de todos los días, nos dejemos renovar por Aquel que está con nosotros hasta el final de los tiempos (Mt 28, 20).

E Ignaciana

 

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