¡Espíritu Santo, aliento de Dios en la vida, energía revitalizadora, caricia amorosa, luz del alma, suave brisa, savia que vivifica, viento que todo lo envuelve y lo mueve!
Toda la vida del cristiano está habitada, constituida, rodeada, guiada por la presencia del Espíritu divino. Nacemos del agua y del Espíritu (Jn 3, 1-21). Nos vaciamos y llenamos del Espíritu:
Movidos por el Espíritu, recorremos caminos de fe y caridad:
Variedad de imágenes, figuras, símbolos se utilizan en la Escritura para nombrar el inmenso DON del Padre y del Hijo. San Pablo en las cartas a las comunidades cristianas les describe la obra del Espíritu en el cristiano. Entresacamos algunos rasgos.
1. El Espíritu nos hace pertenecer a Cristo:
2. La pertenencia a Cristo va unida a la libertad:
3. Todos bebemos de un solo Espíritu:
4. El Espíritu es el principio, la garantía de nuestra inmortalidad.
El Espíritu es la fuerza por la cual el Padre nos va a Resucitar de entre los muertos:
5. El Espíritu quema la raíz de donde fluyen las obras de la carne para que vivamos: (Cf. Ga 5, 19-21).
6. El Espíritu es el sello de Dios.
Dios nos marcó, nos dio como dote el Espíritu, Persona divina: Amor del Padre y del Hijo:
7. Conduce nuestra vida, es guía y conductor:
8. El Espíritu modela en nosotros el Reino de Dios:
9. Nos enseña a llamar a Dios Abba, Padre:
10. El Espíritu es fiel testigo de la Trinidad, el notario que testifica que somos hijos de Dios Padre.
Se nos dio en el Bautismo. Se une a nuestro interior, a lo mejor de nosotros mismos, para dar testimonio. Si hay cera de desconfianza en el oído no podemos oírlo. Si soy hijo, soy heredero y no tengo que conquistar nada. El Espíritu nos da prueba de la filiación y testifica que somos hijos y coherederos. Nos quita el temor, la angustia. Nos da la Gloria:
11. El Espíritu viene en ayuda de nuestra flaqueza.
No sabemos orar como hijos, porque no conocemos el Plan de Dios para cada uno de nosotros. El Espíritu no ora sin nosotros. Se une a nosotros. Viene en nuestra ayuda:
12. El Espíritu Santo nos ayuda a orar como conviene.
Dios tiene un proyecto de amor para cada uno/a, que solo conoce el Espíritu Santo. Tenemos que ser insistentes pidiendo el Plan de Dios con la ayuda del Espíritu. ¡Hágase en mí!
Hoy, aquí y ahora, a cada uno/a, con todo lo que se nos ha echado encima, y estamos viviendo como podemos, el Espíritu nos hace estas preguntas: ¿Tú crees en mí? ¿Crees que esta pandemia está en el Plan del Padre? ¿Crees de verdad que el Padre tiene un Proyecto de Amor para ti, para tu comunidad, para tu familia, para la Iglesia, para la humanidad? ¿Lo crees de verdad? ¿Sí o no? Si no lo crees, pues nada, continúa tu camino y recórrelo como quieras y puedas. Si crees, te preguntarás.
♦ ¿Dónde está ese Plan de Dios y quién lo conoce?
En 1 Co 2, 10.11 Pablo nos dice que el Espíritu Santo conoce ese Plan:
♦ ¿Cómo puedo conectarme con ese Archivero Divino, con el Espíritu Santo?
No puedo con mi lógica, con mi razón, con mi inteligencia:
♦ Sólo unida al Espíritu Santo puedo enterarme de él.
En clima de oración puedo discernir lo que está emitiendo en mí el Espíritu Santo:
Dios Padre nos instruye internamente, por medio del Espíritu, en el trato del Tú a tú, en los encuentros personales. Así lo hizo con Jesús.
Es el Espíritu quien ora en el interior de la persona y sin saber cómo va sosegando, armonizando, amasando nuestra voluntad con la de Dios; es el Espíritu quien en la oscuridad de la historia alumbra nuestros sentidos, y nos conduce hacia la Fuente; es el Espíritu quien nos regala la certeza de que Dios nos lleva en la palma de sus manos, Jesús camina con nosotros y todo sucede para bien.
En las “situaciones límite” de la vida, como la que estamos viviendo, el Espíritu sigue susurrando en el interior, confianza, consuelo, esperanza, alegría, paz, compasión, entrega, creatividad, solidaridad…. A cada uno/a lo que necesita para el bien de todos. Como brisa suave de primavera nos mueve a expandir esta vida en nuestro entorno. ¡Ven, Espíritu divino, ven!
Charo Gil, cm.
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