EL TIEMPO DE OTOÑO

En el hemisferio norte, en otoño, las noches se vuelven más largas y la temperatura comienza a bajar. En esta temporada, la savia de los árboles se retira de las hojas y ramas para volver hacia las raíces; los árboles se desnudan, se desprenden de sus hojas. La tierra queda silenciosa, vacía, a la espera…

Este tiempo nos invita a soltar, a dejar ir todo aquello que ya no es esencial en la vida, y que nos impide seguir caminando en alegría y libertad.

El tiempo de otoño nos invita al silencio, a mirar hacia el interior, volvernos hacia las raíces que sustentan la vida, reflexionar y descubrir las motivaciones que mueven nuestro actuar. ¿Quién soy? ¿Qué busco? ¿Hacia dónde camino? ¿Con quién camino?

No estamos huecos por dentro. El Padre, el Hijo, el Espíritu Santo nos habitan, nos rodean, nos constituyen. ¿Soy consciente de esta Presencia?

El otoño es tiempo de conclusión y de inicio a la vez, de algo realizado y a la vez de esperanza, porque nada perece. La tierra permanece a la espera de que las nuevas semillas sembradas en sus entrañas den fruto en primavera. El otoño tiene un sabor maduro, de algo realizado, de algo que concluye y se va. Es el tiempo de la recolección de las últimas cosechas, de saborear los frutos, de agradecer tantos dones.

Este tiempo de otoño favorece dos actitudes: Soltar todo lo que no se necesita para caminar ligeros de equipaje y agradecer todo lo que recibimos día tras día.

Oración del otoño

Dios de las cuatro estaciones
que marcan el ritmo de la vida
de la tierra y del universo.
Dios de las hojas de infinitos colores.

Dios de nuestros otoños
que cantan la belleza
de los hermosos paisajes
antes del inevitable despojo del mañana.
Haznos participar del movimiento de la gracia
en nosotros y de la variedad de tus dones.

Danos palabras para poder celebrar
en esta temporada la generosidad y la tristeza,
la dulzura y la violencia,
la abundancia y el desapego.

Enséñanos la vida interior y sus misterios.
Sostennos en la espera de la única estación
cuando nos reuniremos con tu Hijo
para la cosecha final de siglos.

(De la Revista Prier)

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