LA NORMALIDAD DEL PRIVILEGIO

Nos parece normal. Desde que nacemos. Nos educan así desde pequeños.

Es normal que tengamos que encajar en un rol de género. Que haya una persona pidiendo en el semáforo por el que paso todos los días. Que asciendan a un varón en vez de a una mujer porque ella se puede quedar embarazada, al estar recién casada.

Es normal que no nos hablemos con otras razas, aunque vivan en el portal de enfrente, o que haya países enteros que nunca vayan a desarrollar una red de agua potable para sus ciudadanos.

Normal es que las trabajadoras domésticas tengan un régimen especial en la Seguridad Social más propio de la esclavitud que de un empleo digno.

Es normal que quien es ama de casa por criar a sus hijos o cualquier otra circunstancia considere que ella no trabaja, cuando trabaja con sus cuidados igual o más que si tuviera un empleo fuera del hogar. Parece normal que escriba ama de casa, en femenino, porque se asume que un varón nunca va a desempeñar ese trabajo.

Normal es que los suicidios sean una realidad invisible en las sociedades ricas.

Normal es que la asistencia buco-dental no esté garantizada para todos, porque la boca y los dientes no son un asunto primordial de salud.

Es normal que en el mismo mar donde me baño se ahoguen personas y que se persiga a quienes tratan de rescatarlos.

Normal es que los políticos no busquen el bien común de las personas y no alcancen acuerdos que mejoren la vida de las personas.

Es normal pelearse por el nombre de cada país, por el sentimiento identitario que cada uno tiene, mientras los servicios básicos son cada vez más precarios.

Es normal que los niños jueguen más con pantallas que con otros niños. Que los jóvenes sepan que les espera un trabajo precario y que fundar una familia sea un sueño cada vez más lejano.

Es normal que haya espacios de la ciudad vetados para determinadas personas por cómo visten.

También es normal que haya mujeres que tienen miedo al volver a casa de noche por determinadas calles.

Es normal vender sabiendo que estás engañando, aunque sean grandes inversiones o ahorros de toda una vida. Lo normal es progresar económicamente caiga quien caiga. Que el mercado preceda a la persona. Lo normal es comprar el último modelo de todo, entre otras cosas porque el móvil de hace dos años es normal que explote solo. Obsolescencia programada, creo que se llama. Es normal que esos minerales que lo forman los hayan obtenido menores.

Es normal que viajando por cualquier autopista haya clubes de prostitución con más de un coche estacionado.

Es normal que el poder sea controlar, decidir, ocupar y no servir.

Es normal que se quemen los bosques, da igual si es en el Amazonas, Siberia, Portugal o California. Y que los océanos se llenen de plásticos.

Es normal no vacunar a unos hijos, tanto como que las farmacéuticas hayan experimentado con seres humanos a costa de su salud. Es normal que haya personas refugiadas y desplazadas.

Es normal que la tierra no sea para todos y que no haya un destino universal de los bienes.

Normal es tirar comida sin ni siquiera cocinarla.

Y que los padres defiendan a sus hijos, incluso cuando saben que el profesor tiene toda la razón y los hechos así lo acreditan.

Es normal que quien ostenta el privilegio quiera mantenerlo. También, que se violente si se pretende cambiar el orden establecido. Como es normal que quien tenga esos privilegios busque que te creas que lo normal es que así continúen las cosas.

Sin embargo, lo normal es, muchas veces, lo anormal.

Buscad el bien, así todo será cada vez más normal.

 

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