PEDIR PERDÓN Y PERDONAR

Hace unos meses que ronda en mi cabeza con preocupación la dificultad que estamos viviendo como individuos y como sociedad para pedir perdón y para perdonar.

Por un lado observo en mí mismo, a mi alrededor, en los personajes públicos... que pedir perdón, tener un gesto de humildad reconociendo de palabra o con gestos que a veces nos equivocamos y metemos la pata, parece que es de personas inferiores y que es signo de debilidad. Pero no podremos avanzar en ningún aspecto de nuestras vidas y de nuestro mundo sin pedir perdón y sin perdonar.

Y es que no podemos olvidar que pedir perdón nos libera, nos libra de remordimientos y culpabilidades insanas, nos hace sentirnos compasivos y misericordiosos con los demás, nos ayuda recordar que somos limitados y, lo más importante, nos ayuda a vivir en verdad.

Por otro lado también creamos muchas resistencias a la hora de perdonar. Perdonar es asumir que no hay vuelta atrás, que las cosas no se van a poder modificar en muchos casos, pero a la vez es asumir que hay un mañana mejor, que hay que tener esperanza y confiar. Y es que cuando perdonamos avanzamos a pasos de gigantes, levantamos de nuevo puentes y cosemos heridas, dándole una nueva oportunidad a las situaciones.

Y es que en este momento faltan ejemplos de personas que sepan pedir perdón y perdonar, que sepan vivir en verdad y sean capaces de disculparse y aceptar disculpas, más allá de sus intereses personales y partidistas en beneficio del bien común. Es importante recordar que a lo largo de la historia en cada conflicto superado hubo un gran ejercicio de perdón y de saber perdonar por parte de todas las partes implicadas. No hay individuo, ni grupo humano, ni sociedad, que tengan futuro sin personas íntegras que sepan pedir perdón y perdonar diferenciando claramente nuestros errores de nuestra valía como personas.

Y siempre es bueno echar una mirada a Jesús e intentar introducir en nuestras vidas su estilo basado en la compasión y en la misericordia como el único camino que genera vida y construye Reino, reivindicando que otra forma de vivir es posible basada en la confianza en Dios, en unos mismo y en los demás. ¡Adelante!

 

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