En silencio,
adentrándose como uno más en el Jordán junto con un pueblo pecador. Esta es la
humildad sorprendente y silenciosa donde empieza el ministerio de Jesús. Adentrándose
en un silencio donde escuchar la palabra del Padre: “Tu eres mi Hijo amado, en
ti me complazco”.
Medita estos
días. No es fácil para nosotros escuchar estas palabras.
Jesús, que
oye la palabra eterna de Dios que le llama Hijo nos invita a entrar en el
silencio de
su corazón donde nos llama hermanos y nos adentra en el amor eterno y
misericordioso de Dios para nosotros.
Cuando nos sabemos
pecadores, nuestra fe nos dice que Jesús camina con nosotros para que
escuchemos la palabra del amor de Dios que nos llama hijos con su acogida y
perdón: Para nosotros son también estas palabras: “Tú eres mi hijo amado…”
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