LA PAZ ES ARTESANAL
Entre los días 18 y 25
de enero se celebra todos los años el Octavario de Oraciones por la Unión de
todos los cristianos. En su reciente exhortación apostólica “La alegría del
Evangelio”, el Papa Francisco recuerda que la división entre los discípulos de
Jesús es un escándalo y un antitestimonio.
Frente a las guerras y conflictos que dividen
a los seres humanos y los enfrentan unos a otros, hace un llamamiento especial
a los cristianos de todas las comunidades del mundo, pidiéndoles “un testimonio
de comunión fraterna que se vuelta atractivo y resplandeciente”.
Espera el Papa que las
gentes puedan admirar cómo los cristianos se cuidan los unos a los otros, cómo
se dan aliento mutuo y cómo se acompañan. Una frase del texto debería orientar
a toda la cristiandad: “Pidamos la gracia de alegrarnos con los frutos ajenos,
que son los de todos” (n. 99).
Sabe el Papa que hay hermanos que se sienten heridos por
divisiones históricas y que apenas aceptan las llamadas al perdón y a la
reconciliación.
Por eso añade que no se pretende ahora ignorar su dolor ni
hacerles perder la memoria y los ideales (n. 100). Pero más que a mirar al
pasado, el Papa nos invita a promover hoy una colaboración que puede producir
excelentes frutos.
De hecho, la doctrina
social de la Iglesia es ya un signo de esperanza. Gracias a ella, la Iglesia
católica “une el propio compromiso al que llevan a cabo en el campo social las
demás Iglesias y Comunidades eclesiales, tanto en el ámbito de la reflexión
doctrinal como en el ámbito práctico” (n. 183).
Esto es importante al
menos por dos razones. En primer lugar,
porque la Iglesia católica no se atribuye en exclusiva el reconocimiento
de la dignidad humana, la promoción de la solidaridad y la defensa de los
derechos humanos. Y en segundo lugar, porque propone dejar a un lado las
diferencias doctrinales entre las comunidades cristianas para acercarse al
hombre concreto y tratar de resolver los problemas que le afectan más de cerca.
Este no es un camino
fácil. “Hay que confiar el corazón al compañero de camino, sin recelos y sin
desconfianzas… Confiarse al otro es algo artesanal. La paz es artesanal” (n.
244).
Es preciso
concentrarnos en las convicciones que nos unen, tener en cuenta que no todas
las verdades que defendemos tienen el mismo grado y que hemos de caminar hacia
expresiones comunes de anuncio, de servicio y de testimonio. Esta no es una
estrategia nueva o una mera diplomacia. Es el camino ineludible de la
evangelización (n. 246).
No se parte de cero.
Hace años que todos los cristianos colaboran en la búsqueda de soluciones a los
numerosos problemas sociales de hoy. El eclipse de Dios en la sociedad
contemporánea es un desafío para que las diversas comunidades cristianas
ofrezcan al mundo un testimonio de amor y de esperanza. Está en juego la causa
del hombre. Y la obediencia al mandato del amor que Cristo dejó a sus
seguidores.
José-Román Flecha
Andrés
No hay comentarios:
Publicar un comentario