(Aleteia/InfoCatólica)
La libertad religiosa que comprende también el derecho a manifestar las propias
convicciones en público, es para la Santa Sede un derecho humano fundamental
del cual emanan los demás derechos. Y debe ser protegido.
Hoy,
sin embargo, observa mons. Chullikatt, la persecución religiosa, más o menos
evidente, «está emergiendo con una creciente franqueza en todo el mundo»,
incluso en las democracias occidentales, incluida la prohibición legal de
exponer símbolos e imágenes cristianas y esto vuelve evidente una profunda
crisis en el corazón de estas grandes democracias que deben a su encuentro con
el Cristianismo el origen y cultura de los derechos humanos.
Entonces,
el nuncio apostólico ante la ONU en Nueva York se detiene sobre las violaciones
a la libertad religiosa en Medio Oriente, en particular para los cristianos.
Ningún cristiano está exento, dice, al recordar que los árabes cristianos son
una pequeña pero significativa comunidad y se encuentran al centro de
vejaciones por su fe.
Una
tragedia aún más grande si se considera que estas personas son ciudadanos en
toda la extensión de la palabra y han vivido en paz con sus vecinos durante
innumerables generaciones. Mons. Chullikatt se refiere, por ejemplo, a los
ataques a los edificios de culto católico y otras confesiones cristinas en la
Vigilia de Navidad, que continua desde hace años. Y es evidente que los
gobiernos no están garantizando la libertad religiosa de manera consistente y,
en el peor de los casos, las violaciones toman forma de una persecución por
parte de protagonistas estatales. Se citan 100 mil cristianos asesinados a
causa de la fe, cada año.
Muchos
actos de violencia se llevan a cabo en Medio Oriente, África y Asia, recuerda
mons. Chullikatt, pero en algunos países occidentales surge una tendencia a
marginar el Cristianismo de la vida pública. En su discurso, el nuncio
apostólico cita lo afirmado por el Papa Francisco y Benedicto XVI sobre las
persecuciones a los cristianos.
Se
hace, además, una referencia a la objeción de conciencia que la ley debe
proteger. «La persecución de los cristianos en Medio Oriente incumbe en este
teatro de sufrimiento», subraya mons. Chullikatt, y «la Asamblea general de las
Naciones Unidas ha enfrentado la cuestión en algunas resoluciones, que nosotros
hemos ayudado a negociar».
Pero
estos esfuerzos no logran recibir el perfil que merecen sobre la escena mundial
y los «Estados miembros, especialmente aquellos con perfiles de líder como
Estados Unidos, pueden tomar medidas decisivas» para asegurar que el derecho a
la libertad religiosa sea más protegida en el mundo.
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