
Estoy radiante, todo va perfecto: amigos, familia, trabajo, estudios…siento como Dios trabaja en mí, cambia mi vida, me hace vibrar, me anima a dar pasos y tomar decisiones, me siento consolado.
Pero no siempre es así, sé que luego llegará la época de desierto en la que nada me motiva y parece que el mundo me hace la contraria, donde Dios parece callar. En esos momentos no vibro con lo que hago y dar pasos o tomar decisiones se vuelve algo muy confuso.
Sé que llegará, por eso tomo nota de lo que vivo ahora, para tatuar en mi vida la certeza de que Dios actúa, de que me acompaña en el caminar, de que la vida puede ir a más. Así cuando pase el desierto podré recordar aquello que en otro momento parecía incuestionable, las decisiones por las que decidí apostarlo todo y…aunque no salga el sol…podré seguir caminando.
E Ignaciana
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