SALMO 46

Testigos de la presencia transformadora del Reino: «Venga a nosotros tu Reino» es la súplica ininterrumpida de todas las comunidades religiosas, de aquellos que somos pobres, vírgenes, obedientes porque percibimos el dinamismo de la presencia anticipada y germinal del Reino y para que este Reinado de Dios sea efectivamente instaurado sobre todo en los pobres de espíritu.
Impacientes por la instauración del Reino invitamos a todos los pueblos a aplaudir festivamente al Señor, Emperador de toda la tierra. Todos los hombres han sido elegidos para formar parte de la nueva humanidad y compartir la promesa y bendición hecha a Abraham.
Testigos de esta presencia transformadora, intentemos contagiar una experiencia capaz de cambiar de signo el derrotismo, la desesperanza y la angustia vital de nuestros hermanos.

SALMO 46: El Señor es rey de todas las cosas
Antífona 3: Aclamad a Dios con gritos de júbilo.


Pueblos todos, batid palmas,
aclamad a Dios con gritos de júbilo;
porque el Señor es sublime y terrible,
emperador de toda la tierra.

El nos somete los pueblos
y nos sojuzga las naciones;
El nos escogió por heredad suya:
gloria de Jacob, su amado.

Dios asciende entre aclamaciones;
el Señor, al son de trompetas:
tocad para Dios, tocad,
tocad para nuestro Rey, tocad.

Porque Dios es el rey del mundo:
tocad con maestría.
Dios reina sobre las naciones,
Dios se sienta en su trono sagrado.

Los príncipes de los gentiles se reúnen
con el pueblo del Dios de Abrahán;
porque de Dios son los grandes de la tierra,
y El es excelso.

Gloria al Padre y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
Por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 3: Aclamad a Dios con gritos de júbilo.

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