
¡Que poderoso es el perdón! ¿A que vosotros también habéis sentido la liberación de ser perdonados? ¡Y cuánta más la de perdonar! No me extraña que la gente que rodeaba a Jesús se sorprendiera de ese poder que Él desprendía y que deja en nuestras manos cada día.
Casi como si tener superpoderes… cambiar la vida del que tienes en frente con dos palabras: “Te perdono”. Pero… sobre todo cambiar la tuya… “Lo he perdonado”.
Tan fácil y tan difícil como coger nuestra camilla e irnos a casa… en Paz.
No hay comentarios:
Publicar un comentario