No podemos decir que ya cumplimos el miércoles de ceniza y el viernes santo, porque
realizamos el ayuno y la abstinencia. No sea que se nos cuelen por ahí otras faltas más
graves y nosotros estemos dando vueltas a si hemos cumplido o no con esto. Miremos si
cumplimos con el amor. Miremos si cumplimos con las obras de misericordia, entonces
creo que estaremos realizando el ayuno que Dios quiere: no comer, para poder vivir una
mayor cercanía con Dios, con su Palabra, y una más profunda solidaridad con los
hermanos.
C Hernández
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