Más allá de las palabras están los gestos, tus acciones concretas, tus presencias en mi vida Señor. Los momentos en que percibo que soy querido, animado, reconciliado por Ti. Ese leve susurro que a veces tranquiliza y otras incomoda, pero que es fuente de paz y de acogida. Gestos cotidianos y concretos: sonrisas, abrazos, reconocimientos, ayudas expresadas a través de tus cauces, los otros, mis hermanos y hermanas, que salen a mi encuentro en el día a día. Gestos pequeños e infinitos, fugaces y eternos, sencillos y profundos. Que también yo puedo hacer si me dejo seducir por ti.
Pastoralsj
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